JUAN CÁRDENAS


Por Juan Antonio Roda
(Catálogo exposición Museo de Arte Moderno, Bogotá, 1973)

Juan Cárdenas está tan centrado en el deseo ferviente de ser veraz que no se permite ninguna distorsión, ningún toque romántico, ninguna actitud intelectual que puedan abaratar el ejercicio del dibujo o de la pintura y sin embargo en su obra hay distorsión, hay toque romántico, hay actitud intelectual. Es esta contradicción la que le da a sus obras un misterio y una intensidad particulares, porque las dota del doble filo de parecer sencillas y de ser complicadas.
Para Juan Cárdenas el punto de partida en el proceso creativo es la realidad y su meta es la realidad de sus cuadros. Entre ambas realidades hay un ojo que ve y una mente que ordena, que clasifica, que exalta o que omite. Podríamos decir que es una pintura espejo -y no es por casualidad que la mayoría de sus obras parten de autorretratos-. Espejo que nos traduce la realidad como Juan Cárdenas quiere, para obligarnos a entenderla desde su punto de vista que es casi el natural, pero un natural que él nos muestra como producto de una filosofía, de una estética de fuerza y con el empleo de un enorme conocimiento de las eternas leyes del dibujo y de la pintura al óleo.